El domingo anterior fue el día del niño. Mis hijos, muy mimados por toda la familia, tíos, abuelos, hermanas, primos, tías, abuelas, primas, etc etc etc recibieron amor, felicitaciones telefónicas y virtuales, regalos, se les organizaron salidas de agasajo, etc.
Ellos percibieron toda la buena onda y Tatito reflexionaba hace unos días sobre "qué buen día del niño que pasamos!"
Ayer recibieron los regalos de unos tíos que yo me había comprometido a buscar y recién pude hacerlo ayer.
Entre los regalos venía un detalle muy especial: unas etiquetas que los tíos les habían hecho hacer, con sus nombres y un dibujo distinto para cada uno, a modo de que ellos tengan para identificar por ejemplo sus libros, cuadernos, cedés.
Tato y Tatito encantados. Comentamos sobre la importancia de llamar a los tíos y conversar con ellos, agradecer los regalos, y se dispusieron en seguida a hacer la llamada. Mientras marcábamos el teléfono, Tatito casi en estado extasiado, me dice
"es que los tíos nos regalaron un montón de cosas! Qué buenos que son! Nos dieron los caramelos, la ropa y (SIC) LAS ESTAMPITAS!" (por las etiquetas autoadhesivas).
El concepto de estampita aplicado a su propio nombre con dibujo en un autoadhesivo me hizo reír!