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Matías, como ustedes ya saben, es afecto a la acción. Es decir, es más afecto a la acción kinésica que a la acción discursiva. Sin embargo, ahora se viene avivando de que le conviene tener elementos de argumentación para combinar con sus acciones corporales.
Esta semana, más precisamente ayer, Javier Tato Burin & Heras tenía agendado su campamento en la colonia de vacaciones. Y su hermanito Tatito se la veía venir pero no decía nada. Ayer, a veinte minutos de la hora en que lo venía a buscar la Kombi a Javier, Matías Tatito decidió que él también iba de campamento. Ni se paró a pensar si yo lo iba a dejar o no ir, para él era un HECHO que iría: “mamá, yo también voy de campamento con Tato”. Ante mi sorpresa, él reaccionó con “yo también puedo, ya soy grande, tengo tres”.
Primero, para disuadirlo, le dije: “es que para tu edad no hay”.
Me contesta: “sí, mamá, para mi edad hay grupo. Me dijo Tato que sí, yo le pregunté, y me dijo que hay un Profesor. Antes era una profesora pero ahora hay un profesor, no es que no hay, es que cambió”. Todo cierto.
Lo increíble para mí es que él usó una estrategia para conseguir lo que quería de “jugar callado” y “obtener información” que consistió en lo siguiente: desde que Javier vino a casa comentando lo del Campamento, Tatito comenzó a preguntar, con alguna insistencia, quién era profesor o profesora del grupo correspondiente a su edad. Yo no había unido que él lo estaba preguntando porque estaba interesado en colarse en el campamento. Pensaba que lo preguntaba para ver si él podía asistir a la Colonia, en general. Y cuando él preguntaba esas cosas yo, ansiosamente, arremetía con “Matías, vos preguntás eso porque querés ir a la Colonia de Tato?” Su respuesta era o bien el silencio, cosa que hace cuando no quiere contestar: directamente no contesta, como si no oyera, o bien un “no, mamá, no quiero ir a la Colonia de Tato” y se terminó el diálogo.
Reconozco que estuve intrigada por sus preguntas.
Uno de esos diálogos entre ellos fue en el que Tato le explicó que habían cambiado las docentes y que una de las docentes que estaba en el grupo de edad de Tatito (Romina) ahora estaba en el grupo de él (de Tato) y la otra hacía otra cosa (era profe de natación); que un profesor estaba a cargo del grupo de Tatito.
Es decir: Tatito cosechó la información necesaria y no dijo nada hasta el momento exacto donde esa información tenía valor: veinte minutos antes de que vengan a buscar al hermano para ir de campamento. Ahí, frente a mi “no hay para vos campamento” esgrime la contra argumentación: “sí hay, hay un profesor y además tengo edad suficiente para ir”.
Cómo negarse!?
Están en este momento los dos de campamento….
Para preparar su bolso, Javier me propuso el siguiente sistema: “mamá, yo te voy leyendo la lista, buscamos lo que dice, lo ponemos y yo lo tacho cuando lo guardamos en el bolso, así no nos confundimos y sabemos qué nos falta”. Tiene cinco años. Este para mí que es hijo directo de mi vieja, ¿no? Anita Dolores le pasó el gen!!! De más está decir que aprobé el sistema y juntos, con gran regocijo de orden para ambos, hicimos como él dijo.
Matías, según su estilo, marchó sin preocuparse por bolsos, bolsas de dormir ni nada: él, simplemente, fue, decidido como estaba, a ir, ahora lo supe, desde la semana anterior…